viernes, 5 de febrero de 2010

RABIA,ENTRAÑAS..


Hay que ser claros,en el terreno musical a mi me gustan los sonidos con rabia y entrañas,con "breathiness" como la Simone,esa media voz sin aliento,y esas subidas de alto propias de una cantante de ópera.La mala uva,el enfado,cabrearse!!!! Porque a veces es necesario un buen grito o una llamada de auxilio,de agonía al fin y al cabo.La musica como arte,según me explicaba una amiga estudiosa del tema en la facultad,implica un sentimiento que nace de la naturaleza mas primaria.¿Que nos impulsa a bailar? No es un estribillo pegadizo,no,es la fuerza centrífuga de una voz que te atrapa y que se fusiona cn las ganas que muestres de entenderla.
A cuento de nada,Raphael me ha fascinado desde niña no solo por sus excéntrica gesticulación al cantar,sino por lo desgarrado y jadeante de su tono.
Referente máximo de la rabia y el desengaño es Joplin,porque a veces es necesaria una copa de más y el "hacerle llorar".
En el universo 80's el pop madrileño resurgió(si alguna vez surgió) de mano de los Urquijo,aún recuerdo la muerte de Enrique,volvía del colegio y lloraba en el autobús.
Con "pero a tu lado" se ponía nombre a una época y a la rabia hecha nostalgia.
Mirando al pasado,un grupo medianamente desconocido llamado Bread engendró la que fuera una obra maestra: "Aubrey",sinfonía dulce para no olvidar.
Joe Cocker interpretaba en Woodstock el "with a little help from my friends" de forma que entendíamos lo que era una verdadera amistad y creíamos en ella.
Y no me puedo olvidar del spanish rock,que como adolescente con hermano mayor, sufrí durante casi un lustro.Rosendo Mercado,un genio aparentemente mediocre con letras que destilan la filosofía de Kant y dejan en evidencia al más de los ilustrados.Todo ello con mucha mucha rabia...y entrañas,claro.


3 comentarios:

Petit Bonbon* dijo...

¡Hola Patricia!¿Qué tal estás?
Una canción tiene que ir acompañada de la letra y la intención o emoción que tiene que transmitir...Sino,no es lo mismo...
Buen aporte el de su post (me encanta leerte,lo digo una vez más ^^).Por cierto,esta parte me ha parecido realmente interesante: "¿Que nos impulsa a bailar? No es un estribillo pegadizo,no,es la fuerza centrífuga de una voz que te atrapa y que se fusiona cn las ganas que muestres de entenderla."

P.D.:¿Al final qué estás leyendo?Jajaja.Sino,dosificación.Por cierto,hay uno similar (tengo que ir en busca de él) "Velódromo de invierno".La Fnac saca de muchos apuros,vaya que sí...

¡¡Un abrazo!!

Hipsteritmos dijo...

Mmhhh! No creo que la intensidad de una canción se mida en la "caña" (esa, la peor de las palabras) que el intérprete invierte en el asunto.

Al menos, esta ecuación no siempre funciona en ámbitos como -por hablar del que me pilla más cerca- el Soul, donde un Smokey Robinson o unos Temptations, sin usar guitarras, ni subir el tono vocal de medio decibelio, logran estremecer al oyente y ponerle la gallina de piel.

Una intensidad con la que se crea mucha identificación. En mi opinión, de hecho, más que la impostura vocal en la versión de Joe Cocker (excelente bluesman blanco del Londres de los 60) al que aludes. Pero eso son puntos de vista.

Salut.

Javier dijo...

Buenas tardes Mujer Esponja (Patricia). He visto en tu perfil que aparece mi humilde blog entre tus seguimientos lo que ha hecho elevar mi alter ego un poquito y atreverme a saludarte y por supuesto a revisar tu blog, el cual considero una delicia con muy buen gusto. Seguiremos atentos a tu devenir. Conectar con una canciòn no tiene un por què explìcito. Unas veces seràn las desgarradoras voces de sus protagonistas y otras la sùtil y delicada manera de interpretarlas. Lo importante es que nos llegan y eso produce una extraña y maravillosa sensaciòn de vida. Un atrevido y osado beso.